Historias de Impacto


 

Julio y Adriana

Michoacán, nativos de México, Julio y Adriana emigraron al Valle de Napa en 1998. Julio es padre de tres hijos, el menor tiene 12 años, el hijo del medio tiene 16 años y el mayor 20 años. Adriana es trabajadora doméstica y Julio trabaja en la construcción. Como muchas familias, su familia experimentó una reducción en las horas de trabajo cuando se impusieron las restricciones de la pandemia COVID-19. Julio, su esposa y dos de sus hijos dieron positivo por COVID y tuvieron que estar en cuarentena durante cuatro semanas. Dijo: “Me sentía muy cansado, tenía problemas para respirar por hacer tareas simples y perdí el sentido del olfato y del gusto. Pero me siento agradecido de que mi familia y yo no nos fue  tan mal como a los demás."

Cuando se le preguntó cómo se enteró del Centro de Recuperación del Condado de Napa (NCRC), compartió que en conversaciones con otros padres que también dieron positivo de  COVID de parte del equipo de fútbol de su hijo, su familia se enteró del programa de asistencia financiera de emergencia y decidió hablar para ver si calificaban con los requerimientos para recibir asistencia financiera. Después de trabajar con los administradores de casos en NCRC, su familia calificó para recibir apoyo, y también fueron referidos para el programa de distribución de alimentos y se le otorgaron fondos de asistencia financiera de emergencia para apoyar las necesidades básicas de las familias relacionadas con el pago de renta y las facturas de servicios públicos.  

Julio expresó su gratitud diciendo:

“Este programa es tán beneficioso para personas como yo, familias trabajadoras que viven de cheque en cheque, que no pueden obtener desempleo y aún necesitan mantener a sus familias al final de cada mes en medio de una pandemia global. Este programa me ayudó con los pagos de renta, facturas de servicio público, comida y gasolina. Estoy muy agradecido por todos los involucrados. Si pudiera decir algo a otros papás o familias de nuestra comunidad que están pasando por un momento difícil, sería: 'Cuando necesites ayuda, No se quede callado. ¡Pide ayuda!. Que no le de vergüenza hacerlo’.”

Julio está enfocado en hacer todo lo posible para apoyar a sus hijos para que puedan perseguir una carrera después de la secundaria y crear un futuro para ellos mismos. Dijo que esa es su principal motivación y su objetivo final para los próximos años. Y le da crédito a NCRC por apoyar estos objetivos mientras él y su familia se recuperan de la pandemia.


Jorge

De Oaxaca, México, Jorge es un trabajador de producción y embotellado de una bodega local. Vive en Santa Elena con su esposa y sus tres hijos. El primer viaje de Jorge a Estados Unidos fue en 2003, cuando recibió una visa de trabajo por cuatro meses al año. Explicó que disfrutó de la experiencia de ser un trabajador temporal en el Valle de Napa porque le permitió ganar un salario mucho más alto de lo que habría estado ganando en Oaxaca. Después de unos años de trabajo temporal, Jorge conoció a su esposa y decidió quedarse en Estados Unidos y formar una familia.

Jorge llegó al Centro de Recuperación del Condado de Napa (NCRC) debido a los incendios forestales en St. Helena y Calistoga. Jorge y su familia fueron evacuados de su complejo de apartamentos debido al denso humo y la incertidumbre de cómo la dirección del viento afectaría el incendio forestal. Compartió que escuchó sobre el programa de asistencia financiera de emergencia del Centro de Recuperación del Condado de Napa a través de un amigo, mientras dormían en una iglesia durante el tiempo que fueron evacuados. Dijo que su amigo le dijo que iba a ver si era elegible para recibir ayuda financiera y le recomendó que hiciera lo mismo. Jorge compartió su historia con los administradores de casos de NCRC:

El fuego estaba justo enfrente de nuestros apartamentos. Lo único entre nosotros y las llamas era Silverado Trail Road. Nosotros, entre la mayoría de los inquilinos, salimos de nuestras casas con bolsas llenas de artículos esenciales. Fue un momento difícil, tuvimos que estar separados. Mis hijos se quedaron con algunos miembros de la familia y mi esposa se quedó con otros miembros de la familia en Napa. Nos evacuaron durante aproximadamente una semana. Había mucho humo en Santa Elena y no teníamos electricidad. Todo esto sucedía al mismo tiempo que ponían restricciones debido al COVID-19 y reducían horas de trabajo debido al aumento de casos y muertes. Así que sucedieron muchas cosas y recibir ayuda financiera durante ese tiempo marcó una gran diferencia para nosotros.

Cuando se le preguntó sobre su experiencia y conclusiones desde el inicio del proceso hasta el final, Jorge compartió: “Aprendí qué documentos esenciales debo llevar conmigo en caso de emergencia y de otros recursos comunitarios disponibles. Y no tenía ni idea de que existían. Cuando fuimos desplazados, también recibimos despensas e incluso algunas tarjetas de regalo ”. También destacó el espíritu compasivo y la capacidad de los administradores de casos de la NCRC para ofrecer información en español. Cuando se le preguntó si tenía algo que compartir con la comunidad, dijo:

“Gracias a las fundaciones y donantes que nos brindan su apoyo. Sin los donantes, el personal del programa y el proceso fácil para inscribirse. Básicamente todo el equipo. Mi familia y muchos otros hubiéramos batallado aún más durante esos momentos tan difíciles de los incendios. Recomendaría este programa a otras familias afectadas que califiquen. Me gustaría decirles a otras familias y miembros de la comunidad que mantengan la fe y paciencia. Que no tengan miedo a pedir ayuda. Juntos podemos hacer nuestra parte para ayudarnos unos a otros. Como dice el dicho, ``Hoy por ti, y mañana por mi”. - Jorge